
Cuando incorporamos nuestra infancia a la vida adulta, la coloreamos y la expandimos. Creer que la madurez implica aniquilar al niño nos condena a frecuentar un mundo en blanco y negro.
Animo a todos los señores y señoras a que se acerquen a la literatura infantil. Hay tanto por descubrir allí como en los más exquisitos tratados.
Buena suerte,
Rafael Mendoza Gaspart (licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, máster en Escritura Creativa por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Literatura Infantil y Juvenil por la Universidad Autónoma de Barcelona)
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